Calígula, El monstruo de Roma

El monstruo de Roma que sentía placer con sus víctimas. Alguien le dio de tomar una poción diabólica que lo volvió loco.
Calígula, el monstruo de Roma
Conoce el delirio, locura Y asesinatos del más cruel de los emperadores romanos.
Calígula, tercer emperador romano vivió y reino muy poco: murió asesinado a sus 29 años después de creerse un Dios durante sus apenas 4 años de poder absoluto, sangre derramada, escándalos sexuales, incestos y un número de ejecuciones, ordenadas algunas, personales otras, casi incalculables.
No por nada Suetonio, en su célebre libro Vida de los Doce Césares, hace un decisivo quiebre al terminar la primera parte: “Hasta ahora hemos hablado del hombre; hablemos ahora del monstruo”. Y no lo fue menos Cayo Julio César Augusto Germánico, llamado “Calígula" por la soldadesca de su padre, Germánico, uno de los más grandes generales de la historia de Roma.
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Niño apenas, lo acompañaba en sus campañas militares vestido con uniforme y calzado con las caligas, botas de los legionarios, que dieron el llamarlo “calígula” (botitas):
Muerto Germánico en Antioquia (año 19) Calígula, que siempre detestó ese apodo, de sólo 7 años, vuelve a Roma con su madre, Agripina la Mayor, y sus hermanos. Pero sus parientes lo perturban, y él también a éllos. de modo que una vez en el poder no tarda en deshacerse de dos de sus tíos, aquejados de “inexplicables muertes”: subterfugio usado para las soluciones vía puñal o veneno.
Tiberio, el emperador bajo cuyo reinado fue crucificado Jesucristo, era padre adoptivo de Germánico, el glorioso general, y esa relación lo impulsa, cerca ya su muerte, 16 de marzo del 37, a decidir que el Imperio Romano quede en manos de Calígula y Tiberio Gemelo, su nieto y primo de Calígula.

Calígula, Asesino desde el inicio
Pero -ay del poder compartido - el primo del monstruo no tarda en morir “en extrañas circunstancias”. Pero de extrañas, nada: Calígula ordena su asesinato y mata dos pájaros de un tiro: mono y herencia pasan a su poder omnímodo. ¡Y tiene apenas 25 años!
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Pocos, pero suficientes para que una cadena de errores políticos y económicos (fastuosas obras públicas que dejan vacías las arcas), arrastre a Roma y a sus hijos a la escasez y la hambruna. Pero a grandes males, peores remedios: variante del popular dicho. Lejos de trazar un plan de austeridad dejando atrás los onerosos espectáculos circenses y teatrales por los que delira, le pide dinero a la plebe. Limosna, sí. Como quien pasa el cepillo en las iglesias o ruega colectas para los desesperados.
En lo único que no ahorra es en el acero mortal. Anexa la provincia de Mauritania, pero no tarda en asesinar a su monarca "por su fracaso en la conquista de Britania”.

Calígula, Hombre repugnante
Como fue detener desde un principio, desde que usaba aquellas pequeñas calígulas en sus pies, su poder cruzar los límites humanos y divinos, relaciones incestuosas con sus hermanas, también obligadas a prostituirse, y posiblemente el mismo y repugnante cuadro con sus cuatro esposas: Junia Claudilla, Livia Orestilia, Lolia Paulina y Milonia Cesonia. Por caso, a Livia Orestilia la violó en una ceremonia de y la repudió pocos días más tarde. Con tanta sangre corriendo, como el agua, bajo los puentes, la suerte de Calígula estaba echada: a sus 29 años y en el cuarto de su reinado, el 24 de enero del 41, fue apuñalado en el Monte Palatino por un grupo de conspiradores pretorianos y senadores al mando del prefecto Casio Querea, de quien Calígula se burlaba sin cesar llamándolo “afeminado” y “el peor recaudador de impuestos del imperio, un incompetente sin igual”. Acaso por eso, se dice que la primera puñalada fue de Querea. Aún caliente su cadáver, y para restaurar Ia República, los pretorianos ungieron emperador a Claudio, tío de Calígula, que inmediatamente mandó matar a los asesinos de su sobrino.
A diferencia de Nerón, que al morir con una espada clavada en su cuello dijo “¡Qué artista pierde el mundo!”, no hay constancia de que Calígula haya derramado unas últimas palabras.
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¿Por qué Calígula fue el monstruo que fue?
Según Suetonio, por la epilepsia que padeció en su juventud, “que lo impulsaba por Ias noches a hablar con la luna”. Juvenal, en cambio, sostiene que “alguien le hizo tomar una poción que lo volvió loco”
Calígula también era un rebelde y egoísta en más de un sentido. Las víctimas preferidas de su siniestro sentido del humor eran los miembros del Senado. Una invitación a comer con él era lo más aterrador que te podía ocurrir. Podía llenar la mesa con alimentos recubiertos de oro, trajinar a las esposas de los senadores y comentar después la jugada o empezar a reírse como un maníaco. Cuando le preguntaban por el motivo de sus llamativas carcajadas, soltaba: «Me acabo de dar cuenta de que podría chasquear los dedos y hacer que os cortaran la cabeza».
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